Tras más de cien años de debates sobre la identidad del
asesino más famoso de la historia, un sensacional hallazgo aclaró en 1992 al
aparecer el diario manuscrito de un comerciante de Liverpool, llamado James
Maybrick, con la rúbrica de Jack el Destripador. En ese documento estremecedor,
el asesino comenta con todo detalle sus crímenes, habla del placer que le
proporcionan y se burla de los esfuerzos infructuoso de la policía.
Maybrick acudía a Londres todos los fines de semana, que era
cuando tenían lugar los crímenes, y conocía el terreno ya que había vivido de
joven en el barrio donde se producían. Por si fuera poco, su diario contenía
algunos macabros detalles que la policía nunca había hecho públicos.
IMPORTANTE: Si eres impresionable, o menor de edad, NO LO
LEAS.
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